Gran Canaria - Cabo Verde

El día 16 de diciembre soltamos amarras con fuertes vientos del norte, que nos empujaron durante las primeras millas. Este viento dura poco y por la mañana va bajando, pero nos acercamos a la costa africana buscando viento y parece que funciona... Nos mantenemos bien a vela y la vida a bordo avanza con normalidad.

Colgamos la proteína para los últimos días para que esté bien conservada... Unos lomos de bacalao que nos los vendieron como "secos" pero cada noche absorben humedad del ambiente para soltarla sobre la cabeza del timonel durante el día, dejando a este perfumado para el resto de la jornada A ver cómo evolucionan después de 1 mes a su merced colgando.

El capitán colgando lomos de bacalao "seco" en la popa

Pocas hora después de echar la caña.... Han picado!!!! Otra vez, toda la tripulación de arriba para abajo, recoged el génova!! Rápido que lo perdemos!! Pero no lo perdimos, subimos otro atún a bordo que tenía una pinta espectacular.

Nos mantenemos a vela pero con poco viento los primeros tres días, izamos el Gennaker durante el segundo y el tercer día unas horas para aprovechar más el viento, y conseguimos mantener una media de velocidad de unos siete nudos!! A partir del tercer día el viento subió hasta alcanzar intensidades de 25-30knt, por suerte siempre de popa, así que con el génova atangonado y sin mayor navegamos sin problemas. La ola se fue animando tambíen, que paredes díos mío! Si alguna alcanzaba al Cinnabar un poco por la aleta y además estaba rompiendo, entraba como una catarata en la bañera. Y, si alguien tenía la mala suerte de estar ventilando su camarote como el Félix, se le mojaban toooodas las pertinencias.

Rutinas a bordo y un poco de higiene, que sino no nos dejaran ni amarrar en Mindelo.

El capitán lavandose la cabeza y la cocinera cortándose las uñas, será este su ingrediente secreto?

Las olas dificultan la vida a bordo, pero aún así para alegrar el día y hacerlo más interesante, el capitán, de profesión bombero, quiere hacer un Flanvé de piña, con el ron que tenemos para fin de año. Casi prendemos "fuego en las cortinas", y casi fundimos la cafetera, pero el Flanvé estaba increíble.

La que manda sacando el desayuno por la mañana poniendo todo su esfuerzo para sacarlo todo a la vez.

Lo que no faltó practicamente ningún día fue la visita de los delfines, que venían desde lejos a jugar con el deslice del Cinnabar sobre el agua.

Y después de 7 días, llegamos a Cabo Verde, amarramos en Marina Mindelo. Ahora tocan unos días para descubrir sus calles, el grogo y su música.

850 millas 7 días